A una semana de la realización de una nueva versión de la fastuosa entrada folclórica del Señor Jesús del Gran Poder, no se puede dejar de mencionar a dos hombres que, en definitiva, cambiaron la historia de la tradicional festividad paceña. Nos referimos a Lucio Chuquimia Aguirre y Luis Calderón López, dos entusiastas folcloristas, ambos fallecidos, que hicieron posible que el Gran Poder sea hoy la Fiesta Mayor de los Andes y Patrimonio Cultural de Bolivia.
Zulma Yugar, la consagrada artista y ex ministra de Culturas, no se equivocó cuando afirmó que “gracias al aporte de Lucio Chuquimia, hoy los bolivianos, y de manera especial los paceños, tenemos la posibilidad de mostrar al mundo entero lo que es la fantástica entrada del Gran Poder”.
Para el maestro Manuel Acosta, director del Ballet Folklórico de Bolivia, la entrada del Gran Poder le debe mucho a Luis Calderón porque “en gran medida, su organización fue obra suya”.
A pesar de ser una fiesta de larga data, la historia del Gran Poder comenzó a ser escrita cuando Chuquimia y Calderón, luego de crear la fraternidad X del Gran Poder en enero de 1974, decidieron fundar en mayo de ese mismo año la Asociación de Conjuntos Folclóricos del Gran Poder, entidad que hizo posible que la entrada folclórica deje de ser una fiesta barrial para convertirse en la fiesta de toda una ciudad, tal como destacó el historiador Fernando Cajías de la Vega.
La intensa labor de ambos folcloristas hizo posible que la entrada folclórica, que antes se realizaba sólo en los alrededores de la populosa zona de Chijini, irrumpa con fuerza en el centro de la sede de Gobierno en 1975, lo que significó para miles de bailarines la toma simbólica del corazón de la capital paceña y la ansiada integración de aymaras y mestizos.
A partir de ese año, la historia del Gran Poder cambió radicalmente. De ser la expresión de bailarines indígenas, se convirtió en el mayor orgullo de la tradición paceña.
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