Las polleras que se utilizan a diario se diferencian sustancialmente de las que se mostrarán mañana durante la Entrada del Gran Poder. La originalidad, y en la mayoría de los casos la exclusividad, de diseños y colores de las prendas para la fiesta se guardan en secreto hasta último momento.
Todas las fraternidades que participan en la festividad en honor al Señor del Gran Poder tienen sus propios diseñadores y confeccionistas de polleras para lograr que la indumentaria sea uno de los elementos más destacados de las presentaciones.
Por lo general, el diseño suele ser el secreto mejor guardado si las pollereras reciben encargos para el Gran Poder. Los comerciantes que se dedican a la venta de este tipo de prendas, ubicados en la calle Max Paredes, prefieren no revelar esta información ante la sospecha de que se puedan copiar sus ideas o simplemente para mantener el misterio hasta el día de la fiesta.
Lo cierto es que durante esta semana previa terminan los trabajos y comienzan con el reparto de las polleras que se exhibirán en el Gran Poder. Clementina Foronda vende prendas tanto para el uso diario como para las ocasiones festivas. Cada año recibe encargos en su tienda por parte de folkloristas.
Competencia desleal
Foronda lamenta el daño que ha causado el aumento de los negocios dedicados al flete de las polleras. Por este motivo asegura que las ventas en su tienda han bajado desde hace unos años hasta en un 80%. "Para esta época solía haber mucha venta y ahora nada. Con suerte vendemos unita al día”, cuenta.
A pesar del descenso de la demanda, las polleras mantienen el mismo precio (en torno a los 500 bolivianos) "porque esto depende de los costos de la tela”, argumenta la vendedora. En función de la calidad hay distintos tipos de textiles para polleras.
El requemado, que proviene de Corea, es la tela que tiene mayor categoría. El resto -como la gasa galleta, la organza y arrugados de origen chino- "no son de calidad”, precisa la pollerera.
Para la fiesta del Gran Poder se utilizan generalmente las telas más finas y, por tanto, de mejor calidad. Por ello, en el mejor de los casos el gasto estimado de una bailarina de chola de morenada en toda su indumentaria asciende a unos 4.000 bolivianos, sin contar los adornos.
Algunos confeccionistas reconocen abiertamente que no han recibido encargos para el Gran Poder. Según uno de ellos, "porque además quieren que les dejemos precios muy baratos y no nos compensa”.
En la calle Max Paredes se concentran varias galerías y comercios dedicados a la venta de polleras durante todo el año. También hay tiendas dedicadas exclusivamente a la exposición y venta de centros o enaguas. Como en el caso de las polleras, para los centros las distintas fraternidades diseñan modelos propios, que eventualmente son enviados a Corea o China para su fabricación al por mayor.
El último pedido de Graciela Mamani llegó hace dos semanas. Reconoce que lo que más llama la atención son las novedades: "Este año hay mucho brillo en las gasas, rosas pegadas y en algunos casos nos gusta pegar perlas en los acabados”, dice la artesana.
En cuanto a colores, si el 2013 ganó el yema, maíz, perla y rosado, este año el más demandado es el salmón. De este color ha vendido casi todas la enaguas. Las prendas, en diferentes tallas, cuestan entre 200 y 250 bolivianos. Casi todas las tiendas tienen máquina de coser para realizar ajustes personalizados.
Hay bailarinas que deciden colocarse hasta siete enaguas o centros para que la pollera quede más abultada. Las ventas en este tipo de prendas se mantiene estable, según las pollereras.
Las cholas son cada vez más "elitistas y fashion”
La chola paceña se constituye en un fenómeno social que ha sido objeto de varios análisis y estudios. El sociólogo David Mendoza considera que el cambio abrupto de esta figura desde finales del siglo XVIII hasta la actualidad tiene su base en los distintos posicionamientos de identidades.
"Hace años ser chola estaba mal visto porque era sinónimo de discriminación. Nadie quería ser chola. Había toda una narrativa literaria y, por ejemplo, las madres ya no querían que sus hijas fueran cholas”, asegura Mendoza en el libro No se baila así nomás, publicado en coautoría con Eveline Sigl.
Éste fue uno de los momentos del proceso de constante reconfiguración de este personaje representativo de La Paz. Otro, se corresponde con la llegada de las nuevas cholas migrantes procedentes del campo, desde los 50.
En los últimos años la característica común es su incursión en la moda. El Gran Poder, explica Mendoza, está relacionado con la competitividad entre las distintas danzas y específicamente en las morenadas.
Por este motivo acuden a modistas exclusivas y "cuánto más extravagante y ostentoso el traje que vistan en la Entrada, mejor”, añade el sociólogo paceño.
En la actualidad la tendencia es que las cholas sean cada vez más "fashion y elitistas”, con lo que acceder a este grupo no es tan fácil. Esta nueva imagen, según el análisis, forma parte del sistema de prestigio social que se maneja en el Gran Poder.
Desde su punto de vista hay una sobrevalorización de la chola en cuanto a la indumentaria, cuando lo que realmente importa es "rescatar el capital cultural y educativo”, sin restar importancia a los elementos externos que le son característicos.
Ritos religiosos
14 de junio En la antigua Iglesia del Gran Poder tendrá lugar cuatro misas, desde las 7:00 y hasta las 11:00.
16 de junio Novena a partir de las 18:30. A la misma hora las novenas se repetirán durante toda la semana hasta el sábado.
22 de junio Solemne misa y procesión presidida por el arzobispo de La Paz. Está previsto que se celebre en el exterior del recinto religioso ante el elevado número de asistentes que se espera. Participarán todas las fraternidades.
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