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sábado, 7 de junio de 2014

Con fe y prestigio, el Gran Poder pudo vencer la discriminación

A lo largo de más de un siglo, la Entrada del Gran Poder ha superado la discriminación para, desde las laderas, instalarse en el centro de La Paz. La fiesta de origen religioso encarna elementos económicos, sociales y culturales que representan a la urbe.
En su origen, la celebración era una más entre otras entradas barriales de mucho prestigio como la de San Pedro, Villa Victoria o Challapampa. Desde 1975, el Gran Poder dio un cambio radical al concentrar otros festejos y algo aún más relevante, "logró llegar en su recorrido hasta el centro de la ciudad, rompiendo el cerco de discriminación”.
Así lo explica David Mendoza, sociólogo, quien ha publicado varios libros de estudios culturales. Recuerda que "la sociedad paceña era muy racista, con sus marcadas diferencias pigmentocráticas y clasistas entre indios, criollos, mestizos, etcétera, por lo que los bailes autóctonos eran mal vistos porque eran de indios”.
Los promotores del cambio fueron los comerciantes (la denominada "burguesía aymara”), que disputaron la fiesta del Gran Poder a los vecinos y a la Iglesia y se apropiaron de ella, hasta ahora. Desde su simbología se trata de una manera de "mostrar poder y ascenso social, además de la ritualidad”, comenta Mendoza.
Los tres rostros
La imagen del Señor Jesús del Gran Poder generó su propia leyenda a raíz de su significado como la Santísima Trinidad. El lienzo original -de origen supuestamente español- tiene los tres rostros: del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Cuando la imagen llegó a la comunidad indígena de Chijini fue reinterpretada por los vecinos del barrio marginal. "Decidieron que la cara izquierda simbolizaba lo bueno, la derecha lo malo y la de en medio era la de uno mismo”, señala el sociólogo. En 1924 optaron por pintar la figura original con una sola cara.
Fuerza de 18 morenadas
El baile que desarrolla cada grupo que participa en la Entrada tiene una estética propia. Según Mendoza, cada uno tiene que ver con la identidad, el poder, la clase o el prestigio. Así como en el Carnaval de Oruro la danza representativa es la diablada, en la fiesta en honor al Señor del Gran Poder es la morenada.
Bailan en total 18 morenadas en la Entrada, cada una con su dinámica y organización propia. También señala Mendoza que existe competencia entre las fraternidades de morenadas por el número de miembros, por los trajes y coreografías que se estrenan cada año y por las fiestas previas a la Entrada.
El poder económico -simbólico y real- es fundamental en el baile de la morenada. "Se necesita mucha plata para bailar la morenada”, matiza Mendoza.
La elección de las danzas en la Entrada del Gran Poder no es casual, desde la perspectiva del especialista. Responde al capital social y cultural, aunque hay un amplio abanico de razones por las que se baila desde la devoción, el folklore y hasta los ritos como el del matrimonio.

David Mendoza y Eveline Sigl brindarán los próximos 11 y 12 de junio sendas conferencias sobre el Gran Poder y las danzas folklóricas. Además presentarán su libro No se baila así no más. Tomo II, que explica el significado de las 240 danzas de Bolivia, entre ellas las que se bailan en la festividad del Gran Poder.

Bs 434 millones "bailan” en 8 meses
Según un estudio de la Oficialía Mayor de Promoción Económica del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, durante los ocho meses de actividades relacionadas con la festividad del Gran Poder (de noviembre a junio) se genera un movimiento económico de 433.933.625 bolivianos.
Estos datos se corresponden con la Entrada del año pasado, y se agrupan en seis categorías: fiestas; orfebrería; bebidas y cerveza; trajes y distintivos; música y bandas, y otros.
La categoría bebidas y cerveza representa el 44,68% del gasto total, con más de 27 millones de dólares (venta de cerveza en locales, calles y en las fiestas). El segundo gasto mayor es la categoría de orfebrería, con un monto de 17,1 millones de dólares, compuesta por joyas y adornos que usan los bailarines.
Los trajes demandan unos 14,8 millones de dólares (trajes folklóricos y distintivos como ser ternos, trajes de chola, poleras, gorras, etcétera). El cuarto gasto pertenece a la categoría música y banda, que mueve 1,5 millones de dólares.

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