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domingo, 31 de mayo de 2015

Devoción y selfies a los pies del Tata

Mientras María mueve las caderas al ritmo de una morenada, su compañera Antonia deja de sonreír por unos minutos y fija su mirada en la imagen de estuco del Tata Jesús del Gran Poder, en la puerta del templo.
En medio del retumbar de los bombos y los platillos, Antonia hace la señal de la cruz y sin pensarlo dos veces se para delante de la imagen, saca su celular y posa para un selfie. "Esta fotografía será mi recuerdo más preciado. El Tata es muy milagroso y yo bailo por devoción”, comenta la mujer, que luce una manta con perlas.
Al igual que Antonia, decenas de bailarines aprovechan su paso por templo para sacarse selfies a los pies de la imagen del Señor, patrono de la fiesta del Gran Poder, que ayer convocó a más de 40.000 bailarines de 62 fraternidades.

En la estrecha calle donde se halla el templo, los bailarines hacen gala de sus mejores pasos frente al Tata, pero a cada minuto deben esquivar a los vendedores ambulantes y a uno que otro devoto que desea tocar la túnica de la imagen. "Quiero mostrarle mi gratitud”, dice orgullosa Guadalupe Chipana, de la morenada Los Intocables.
Los bloques de achachis morenos se sacan las máscaras y saludan con un ademán al Tata. Algunos se paran por unos minutos, ante la imagen y otros siguen el paso al ritmo de las matracas. "Estoy muy feliz de bailar por el Señor del Gran Poder”, dice Kasandra, parte de un bloque de bailarines travestis, que se roba las miradas con un elegante traje de chola antigua.

En los dos extremos del altar del Tata, decorado con flores artificiales y telas amarillas, hay más de cuatro fotógrafos, quienes esperan el paso de los bailarines para ofrecerles una instantánea con el fondo de la imagen de Jesús del Gran Poder. "Sáquese una fotito para el recuerdo. Vale sólo 10 bolivianos”, ofrece uno de los fotógrafos.
Los asistentes, sentados en las estrechas graderías de madera, también aprovechan las pausas de los danzarines para sacarse una foto , en familia o en pareja, delante del Tata. Algunos incluso se suben a bancos o a las graderías de los costados para posar con una toma más panorámica.

Los extremos del altar de Jesús del Gran Poder están rodeados de graderías de madera de más de cuatro pisos. Al frente hay hileras de sillas y bancos. "Pensamos que ver la Entrada cerca del Señor es un verdadero privilegio. Por eso, elegimos este lugar”, comenta Marco Sánchez, quien junto a familiares y amigos observa la Entrada en primera fila frente al templo.
En la esquina, a unos pasos del templo, decenas de periodistas y camarógrafos de varios medios de comunicación se aglomeran y entrevistan a los bailarines.
Concentrado, John Wara baila altivo y luciendo un traje de figura de la kullawada Malkus Perdidos del Gran Poder. "Es mi tercer año. Me siento muy orgullo de participar en la gran fiesta de los Andes”, dice, mientras cautiva la mirada de los turistas.

Cuadras arriba, se escucha el retumbar de las matracas de los bloques de cholas de la morenada Los Catedráticos. Sonriente, el alcalde de La Paz, que será posesionado hoy, Luis Revilla y su esposa, Maricruz Rivera conquistan los aplausos del público. Más adelante, el exsenador Eugenio Rojas y el artista Roberto Mamani Mamani, quien luce una camisa pintada por él mismo, llaman la atención de la gente. Entre la Buenos Aires y la Garita de Lima, los bailarines corren para alcanzar a su fraternidad. "Me he atrasado un poco”, dice Óscar, vestido de caporal.
Antes de doblar la esquina para ingresar a la calle del templo, varios de los músicos, en especial los más jóvenes, arreglan sus cabelleras peinadas con espray y brillos de colores. Ni bien llegan ante el Tata, sacan sus celulares y posan delante de la imagen. La actitud de los muchachos es repudiada por los músicos más viejos, quienes los observan molestos y pasan erguidos delante del Tata como señal de respeto.

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