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domingo, 31 de mayo de 2015

Desde peluqueras hasta zapateros, en el ingreso del Gran Poder

Desde peluqueras hasta zapateros, en el ingreso del Gran Poder

Lizeth Yusco, vestida de chola, estaba rodeada de tres peluqueras: una se encarga de pintarle las uñas, la otra trenza su cabello y la tercera da color a sus párpados.
La joven, fraterna de la morenada Juventud Diamantes, optó por arreglarse en una de las peluquerías improvisadas e instaladas cerca del Cementerio General.
Ayer decenas de peluqueras instalaron mesas repletas de botellas pequeñas de pintura para uñas, colecciones de cepillos y tijeras. "Ofrecemos maquillaje complejo, que incluye pestañas postizas y decorado con brillos”, cuenta Belén, quien armó su puesto desde las cuatro de la mañana.
Sin embargo, en los puestos de belleza, los varones también realizaron filas para decorar sus cabelleras con brillos de colores. Otro más recatados tan sólo pidieron una sesión de bloqueador para protegerse del sol.
Entre la hilera de peluquerías se instalaron además puestos de venta de lentes de sol, de frazadas, aretes, joyas de fantasía, zapatos, medias, botas, juguetes y carcasas de celulares. Incluso en dos esquinas cerca de la Garita de Lima se encontraban dos puestos de zapateros, quienes ayudaban a los bailarines a acomodar y asegurar sus calzados nuevos.
Durante el trayecto del Cementerio a la Garita de Lima, se escuchaban los gritos de los comerciantes de comida, quienes ofertaban platos de chicharrón, fricasé, lechón, falso conejo, ají de fideo. Los precios oscilaban entre cinco y 40 bolivianos. Otros vendedores ofertaban cajas de cerveza, botellas de singani y whisky.

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