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domingo, 22 de mayo de 2016

“Si no bailamos con 25 polleras no somos wacas”

Con entusiasmo y fortaleza de su juventud, Cintia Bustillos, portaba ayer 25 polleras en su cintura y bailaba al ritmo de la fraternidad Waca Tokoris “Aymaras de Bolivia”, quien al ritmo cadencioso de la música dijo con un orgullo casi incontenido: “Si no bailamos con 25 polleras no somos wacas”.

El colorido y la destreza se convierten en un desafío para todo danzarín, sobre todo cuando las mujeres deben bailar casi llevadas por el peso de sus polleras. La tela utilizada en esta vistosa vestimenta es de tocuyo. Algunos dice que sería sintética para aligerar el peso.

Las polleras sintéticas de procedencia china, sin bien pueden aliviar el peso que deben portar las mujeres de esta fraternidad, pero prefieren utilizar las prendas antiguas, no solo por tradición, sino porque para ellas bailar con devoción, es “no engañar a la pasión de la danza”. Según se señaló, este aspecto permite demostrar el colorido y la fuerza de las mujeres que no sólo portan joyas, sino, la energía que exige el despliegue de esta danza.

FAJAS

Las mujeres deben fajarse desde la región torácica hasta las caderas, con la finalidad de poder soportar el peso de las 25 polleras que debe distribuirse en el cuerpo.

Con los pies descalzos, con el vigor y la resistencia física del género femenino, en la fiesta de Gran Poder, las Wacas Tokoris bailan con las ondulaciones, simulando el movimiento de los vacunos.

DEVOCIÓN

Roberto Pabón, pasante de la fraternidad “Verdaderos Rebeldes”, dio a conocer que una de las tareas más importantes es lograr organizar las diferentes actividades de la fraternidad, desde las fiestas, ensayos, contrataciones de bandas, música y trajes.

“Hacemos una recepción social, con la finalidad de que la gente pueda participar. En la fraternidad se incluyen personas de diversas profesiones, como militares, médicos, uno que otro parlamentario, abogados, entre otros”, detalló.

La inversión de los pasantes en cada una de las fraternidades varía, siendo un capital necesario entre entre 50 a 60 mil dólares. Según manifestó esa inversión generalmente no suele recuperarse en su integridad, sino, se convierte en un apoyo para el trabajo y los recursos que debe invertir el siguiente pasante.

La mayoría de los elegidos asegura que el gasto se ha realizado con fe y devoción, añadió.

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