Los “X del Gran Poder están de fiesta. Hoy celebrarán con todo sus 44 años de intensa labor folclórica en su sede social ubicada en la calle Max Paredes No. 624 (Centro Comercial Lluvia de Oro).
“Este vigésimo cuarto aniversario lo celebraremos con una Eucaristía Religiosa que mandaremos a oficiar este domingo 21 de enero a realizarse en nuestra Sede Social. Posteriormente ofreceremos un vino de honor conmemorativo a la ocasión, para luego festejar al ritmo de la Orquesta Internacional Mámbole y el conocido Grupo “Mr. Yo”, anunció el doctor Ramiro Calderón, presidente y preste 2018 de la prestigiosa fraternidad, que ganó en reiteradas oportunidades la festividad del Gran Poder en la especialidad de danza liviana con el contagioso baile de la cullaguada.
“Nos encontramos muy emocionados al cumplir como institución 44 años de existencia, porque en la práctica significa para muchos fraternos toda una vida entregada al cultivo y práctica de nuestro folclore a través de la danza”, afirmó Calderón.
La fraternidad “X” del Gran Poder fue fundada el 8 de enero de 1974 por los desaparecidos folcloristas Lucio Chuquimia Aguirre y Luis Calderón López, además de Carlos Suárez y Max Reyes Romero.
“Lucio Chuquimia Aguirre y Luis Calderón López, iconos del folclore en Gran Poder y fundadores de nuestra Institución, tuvieron esa gran visión de proyectar nuestra cultura a través de nuestras danzas folclóricas. Hoy, a casi medio siglo de aquella iniciativa, vemos con mucha satisfacción que su legado perduró a través del tiempo”, resaltó el directivo.
A lo largo de estos 44 años enalteciendo los valores culturales del país, la entidad, de la que fueron parte personalidades paceñas, como don Jorge Carrasco Villalobos y su señora esposa, doña Elena Jahnsen de Carrasco, (ex directores del matutino EL DIARIO) y don Raúl Salmón de la Barra, ex alcalde de la ciudad de La Paz, ha participado en importantes festivales latinoamericanos y ocupó los primeros lugares en la fastuosa entrada del Señor del Gran Poder.
Uno de sus méritos fue rescatar y “desempolvar” aquellas danzas que estaban en el cofre del olvido, como la tarqueada, la llamerada, los suri sicuris y la cullaguada.
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