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domingo, 5 de enero de 2014

Lucio Chuquimia y su aporte a la Fiesta del Gran Poder

Cuando Zulma Yugar afirmaba que gracias al aporte de Lucio Chuquimia Aguirre hoy los bolivianos, y de manera especial los paceños, tenemos la posibilidad de mostrar al mundo entero lo que es la fantástica entrada del Gran Poder, la artista y gestora cultural, además de ex Ministra de Culturas, no se equivocaba.

Y es que gracias al trabajo que realizó el conocido folclorista, la historia de la tradicional festividad cambió hasta convertirse hoy en la Fiesta Mayor de Los Andes y en Patrimonio Cultural de Bolivia.

A 11 años de su sensible fallecimiento, hoy recordamos su intensa labor que permitió que la fastuosa entrada del Gran Poder deje de ser una fiesta barrial para convertirse en la fiesta de toda una ciudad, tal como destacó el historiador Fernando Cajías de la Vega.

“Don Lucio”, como cariñosamente lo llamaban sus amigos y sus hermanos folcloristas, murió el 10 de enero del 2003 en la ciudad de La Paz, con la satisfacción de haber dedicado gran parte de su vida al engrandecimiento de nuestro folclore por devoción al Señor del Gran Poder.

“Me siento satisfecho de que el Gran Poder se haya convertido en patrimonio de todo el pueblo paceño y que muestre su riqueza folclórica al mundo entero. El hecho de que ahora nuestra niñez y juventud bailen y gusten de nuestras danzas, aspecto que antes desafortunadamente era considerado como un insulto y algo denigrante, me llena de alegría y orgullo”, insistía Chuquimia en reiteradas oportunidades.

Luego de crear la Fraternidad “X” del Gran Poder en enero de 1974, “don Lucio” tuvo el mérito de fundar en mayo de ese año, junto a Luis Calderón López, la Asociación de Conjuntos Folclóricos del Gran Poder, entidad que hizo posible que la tradicional manifestación cultural alcance ribetes de magnificencia y que tenga una gran promoción a través de los medios de comunicación, entre ellos EL DIARIO, en ese entonces dirigido por los patricios paceños Jorge Carrasco Villalobos y su señora esposa, doña Elena Jahnsen de Carrasco.

Un año más tarde, en 1975, Chuquimia pasó a la historia porque hizo posible que la entrada folclórica, que antes se realizaba solamente en los alrededores de la populosa zona de Chijini, irrumpa con fuerza en el centro de la sede de Gobierno, lo que significó para miles de bailarines la “toma simbólica” del “corazón” de la capital paceña y la ansiada conquista para la integración de aymaras y mestizos.

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