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viernes, 29 de mayo de 2015

El manto del Tata innova con los escudos

"Nunca antes los escudos de Bolivia y La Paz habían estado en el manto”, era el comentario en el interior de la nueva iglesia del Gran Poder ante la nueva vestimenta, de color azul y amarillo, que estrenó ayer el Tata. Los prestes mayores de 2014, 2015 y 2016 limpiaron el rostro, los pies y cicatrices de la imagen con aceites perfumados. "Ya está listo para su fiesta”.
Como cada año, el jueves previo a la Entrada del Gran Poder, el templo que cobija la imagen de Jesús resucitado abre sus puertas a los prestes y a los fieles para que vistan a la imagen. Con los nuevos atavíos, el Tata recibirá mañana a las fraternidades.
"Este año lo nuevo en la ropa son los escudos de Bolivia y de La Paz. Queremos sumarnos a la propuesta que se está haciendo ante la Unesco para que el Gran Poder sea declarado Patrimonio de la Humanidad y que en cada rincón del mundo conozcan la fiesta por su folklore”, comenta el preste mayor 2015, Gabriel Chuquimia, mientras acomoda la ropa en la imagen, de casi dos metros de altura.
Luego de ajustar las nuevas galas con puntadas minuciosas de hilos dorados, las mujeres limpian esmeradamente el rostro del Señor con aceite y un trozo de algodón. Los hombres tallan y aseguran el pedestal en el que será fijada la imagen antes de salir en procesión.
Tras quitar el polvo y devolverle el brillo a los ojos y cabellos, los algodones son guardados celosamente, al igual que los dos aguayos sobre los que fue vestido el Tata. "¿Dónde está el perfume? Hay que comprarle uno de hombre”, comenta otra de las fieles aún muy jóvenes.
"Los cuidados son muestra de la fe de los devotos. Cuando acabe todo el cambio de ropa, vamos a tener una oración”, explica el padre rector, Vladimir Mendibil, que llegó al templo del GranPoder hace poco más de un mes.
"Gracias comadre, gracias compadre”, dice Nancy Castro de Chuquimia, pasante de 2015. Agradece a los prestes 2014 que llegaron con una corona, un sombrero, el cetro y los zapatitos de regalo para las réplicas del Señor y del Niño Jesús, que ahora pasarán a custodia de los nuevos prestes. Todas las joyas están hechas en filigrana de plata.
"Con mi esposo, como exprestes, estamos haciendo el regalo del juego completo de las joyas para las imágenes. Han sido una bendición para mi hogar”, señala Adela Apaza de Mamani, preste mayor 2014 y joyera.
En una banca del templo, la esposa del preste 2016, Lucy Patzi de Carrillo, desviste la imagen del niño y peina sus cabellos con un cepillo de dientes para no maltratarlos. Como si fuera un bebé, le sonríe y acaricia.
"Es muy lindo cambiarles la ropa. Ahora el Tata está bien simpático, ha cambiado hasta su expresión. Estamos bien alegres, nuestro hogar está listo para recibirlo, queremos que el tiempo pase rápido para que el Tata y el Niño lleguen”, relata con picardía la futura pasante.
Ajetreada por sus deberes de preste mayor 2015, doña Nancy confiesa que el recibir esa responsabilidad ha hecho que conozca la verdadera fe. Desde su nombramiento -asegura- se ha acercado a la iglesia y ha disfrutado de cada misa.
"Muchos de los que bailan ni vienen a las misas, pero yo aquí he aprendido a ser más humana y eso, acompañado de la salud de mi familia, es la mayor bendición”, dice y su rostro se ilumina.
Para su esposo, el que sean los prestes no es una coincidencia. "Él nos ha elegido, él nos ha presentado a nuestros compadres Víctor y Lucy Carrillo”, reafirma antes de empezar las oraciones.

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